martes, 27 de diciembre de 2011

Y, dime Paris, ¿ahora a quién eliges?


En las bodas de Peleo y Tetis, la diosa de la Discordia, Eris, no fue invitada, ya que siempre traía desgracia, y esto fue precisamente lo que desató su cólera. En la celebración de la boda, Eris arrojó una manzana dorada, en la que se podía leer una inscripción, “Para la más bella”. De esta manera, Afrodita, Hera y Atenea, se disputaron el título de la más bella, sin llegar, claro, a ningún acuerdo. Paris era considerado en Grecia el hombre mas bello, motivo por el cual, Zeus le encargó la difícil elección. Todas ellas, intentaron convencerle, incluso sobornándole. Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear, Atenea, diosa de la inteligencia, le ofreció la posibilidad de vencer todas las batallas a las que se presentase, Afrodita, le ofreció el amor de la más bella mujer del mundo. Se decidió finalmente por Afrodita, y su decisión trajo graves consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer por la que Afrodita hizo crecer el amor en el pecho de Paris, era Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao. Paris raptó a la bella Helena, que ya se había enamorado de él, tal y como Afrodita le prometió, y se la llevó a Troya.Comenzó así, por una mujer, o por tres Diosas, la Guerra de Troya.


Pero, ahora, después de casi tres milenios, yo me pregunto, Paris, ¿a quién elegirías ahora?
¿A una anoréxica, que te ofrece sus huesos, como si fueras un perro?
¿A una mujer con más plástico en su cuerpo que neuronas, -y que se le sale un implante de un pecho?
¿O a una punk, llena de tinta y que no cree en que exista la belleza natural?
¿Qué guerra desencadenarías ahora, oh Paris? Creo que, tu decisión, sería mucho más complicada ahora que intervienen las bombas, las armas, y cómo no, la Discordia, que sigue presente y lo hará… Siempre.
 

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