miércoles, 1 de septiembre de 2010

Se sentó en el sofá verde antiguo y se puso unos cuantos cojines negros sobre la tripa, un vaso de vino estaba sobre la mesilla, meticulosamente colocado para no poder chocar con ello en un acto reflejo y derramaro. Pensaba. Llevaba esperándole todo el día, un puñado de horas, y tantos minutos como el reloj de arena pretendía mostrar. Se abrió la puerta con un ensordecedor chirrido, como era habitual, y apareció el . La mesa ya estaba puesta antes de su llegada, ella se había encargado de preparar algo que ellos consideraban "especial" . No sabían cuando esa palabra había entrado en su vocabulario.

-¿ Has hecho tú todo esto? , preguntó el mirandola con la vista cansada .
-Si … pensé que te gustaría..- Respondió ella tímidamente.
-Me encanta.
Cenaron evitándose la mirada y  hablaron de temas que no tenían alguna trascendencia en sus vidas, pero, al fin y al cabo, de eso se trataba la vida, durante un tiempo que se les hizo tan corto que ni se dieron cuenta.
-Oye...-Replicó él clávandole la mirada.
-¿Si?- Preguntó esperanzada.
-Yo.. no te voy a dar nada mejor de lo que me des tú …
-No importa… me basta con que estes conmigo.
-Sólo.. Sólo te he escrito unas palabras.
-Estoy ansiosa por oírlas.
Sacó un papel que estaba en blanco.
-Me da miedo decir algo equivocado…te quiero.
-¿Qué? ¿he oído bien? Repítelo.
-Te quiero.
-Nunca dejes de decirlo.
-Te quiero, te quierop, te quiero. - El aterrador silencio se había vuelto ahora algo dulce, algo bonito. Algo, por qué no, especial.
-Nunca había sido tan feliz en toda mi vida.- Y sonrió con su vista aún clavada en ella.
-Yo tampoco.- Los que sonrieron ahora fueron los ojos de ella.Y entonces se dio cuenta de que no había nada escrito en el papel. Estaba absolutamente en blanco.
-Y ¿ cuánto has tardado en escribir eso…?-
-Mm…mucho, muchísimo…
-No hay nada en el papel.
-Te digo lo que siento, no hacen falta papeles. No hace falta escribir nada. Y ahora, sal a la calle.
Y ella, sin dilación ni duda, salió con lo puesto, preguntándose qué era lo que tenía que ver en aquel barrio tan alejado del centro sin atractivo turístico, sin atractivo visual.
Y allí se encontró con toda la calle llena de fotos de ellos, y con pequeños papeles, esta vez con escritura, que ella no alcanzaba a leer.
-¿Ves ese de ahí arriba?- Le preguntó abrázandola por detrás. Ella miró hacia la farola que su dedo señalaba, en la que había colgado un pequeño cartel, que parecía más resistente que las demás fotos y otros papeles.
-Si.
En el cartel ponía Te quiero.
-Pues seguirá ahí hasta que alguien consiga descolgarlo.
-Eso es para siempre...
-Exacto. Para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

Made by Lena